De chicos escuchamos muchos:
“deberías”, “tendrías”, “debes de” “tienes que” y en muchas ocasiones éstas palabras
son necesarias en la educación, sin embargo algunas veces se quedan introyectadas. Muchos de estos
términos tienen que ver con limitaciones de nuestros padres y a la vez ellos los adquirieron de sus padres.
Pero siendo adultos tenemos más conciencia y la responsabilidad de asumir cómo
queremos vivir. Abrirnos a más posibilidades y opciones utilizando el “podría...” en lugar de “debería”.
La palabra “debería” implica una imposición, además de un juicio
tanto interno como externo. Los juicios y las críticas son patrones heredados, entender que cuando nos sentimos
libres y con opciones el “podría hacer esto.. o no…” se convierte en opción y
generalmente lo hacemos con más gusto
que cuando sentimos la imposición de “debería” aun dicho por nosotros mismos
para nuestras propias acciones.
Parte de la libertad y
responsabilidad con nuestra persona es abrirnos a posibilidades y muchas veces esto
implica comenzar a darnos permiso de ser más honestos con nosotros, de buscar
realizar cosas que nos resulten placenteras, además de las que cotidianamente
tengamos que realizar.
Hay que darnos permiso para
cuidarnos, apapacharnos, querernos, protegernos y equilibrarnos a nosotros
mismos. Solo entusiasmándonos con nuestra propia vida podemos trasmitir eso a
los que nos rodean.
Hay que darnos permiso para
aprovechar las oportunidades, ser auténticos y felices. Rechazar la idea de que
el mundo es un valle de lágrimas.
Podemos elegir día a día respirar
plenamente y al exhalar fluir. Darnos
permiso de equivocarnos y seguir intentándolo es parte de la vida; darnos
permiso de intentar cosas nuevas aunque no tengamos mucha habilidad para ellas.
El no hacer nada y paralizarnos es morir en vida.
Darnos permiso para ver la vida con sentido del
humor, sin ver las cosas o blanco o negro; sino abrirnos a las posibilidades visualizando que puede
ser “uno y lo otro”, o simplemente “ni lo uno ni lo otro” y no solamente “esto
o esto” que nos coloca siempre en las polaridades. Eso nos permitirá fluir más en la vida y darnos permiso de gozar
cada día.
Darnos permiso tiene que ver con
examinarnos profundamente y preguntarnos qué palabra generalmente tenemos en
nuestro corazón “si” o “no”. Y esa es la
actitud con la que nos presentamos en nuestro actuar diario. Martín Seligman
creador de la psicología positiva en su libro: “ La auténtica felicidad”
comenta que el “sí o el “no” lo traemos de las actitudes de nuestros padres,
qué era lo que más escuchábamos de ellos: ¿un mundo de posibilidades? O ¿un
mundo de negativismo y restricciones?. Aunque los límites y la palabra “no” son
importantes para la formación y seguridad de los niños, si aprendemos a usar la
posibilidad no los limitamos sino solo ponemos límites. Por ejemplo: si en ese
momento no les podemos o queremos comprar un helado y nos lo piden, en lugar de un “no” decirles: - puedes elegir
en que vengamos la próxima semana por el helado o elegir el postre que tengo en
casa-. Así abrimos opciones además de que los ayudamos en cimentar su capacidad
de decisión y los acostumbramos a que vean posibilidades en la vida.
Esas posibilidades están ligadas
a darnos permiso de cosas que pueden ayudar a que tengamos una vida más
placentera. Como adultos decirnos en el día: “hoy me doy permiso de….” (siempre
con responsabilidad) y actuar con el “podría” nos lleva a ser personas que
fluyamos más.